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Evitar las complicaciones de las varices

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Aparte de los síntomas propios de las varices como pueden ser hinchazón, pesadez, dolor, calambres o cansancio, el paciente puede sufrir complicaciones producto de estas varices dependiendo siempre de la evolución de su proceso patológico. Es importante acudir al angiólogo que es el especialista en cirugía vascular y experto en varices cuando se observe que hay una variz y no esperar a que provoque síntomas ni dolor. El Dr. Enric Latorre, angiólogo y cirujano vascular del Centro Médico de Barcelona afirma que “la patología varicosa se ha considerado siempre estética cuando realmente no es así. Es una enfermedad bastante importante que a medida que evoluciona y se complica puede llegar a ser mortal”.

Evolución de la variz

La variz evoluciona hacia una insuficiencia venosa crónica o también llamada enfermedad tromboembólica venosa: una enfermedad que se caracteriza por ser crónica, para toda la vida, y progresiva. “Siempre progresa tanto en síntomas como en complicaciones”, describe el especialista. Antaño se creía que si las varices no dolían, no debían tratarse. Poco a poco se han conocido las alteraciones hemodinámicas y se ha visto que cuando antes adoptes una actitud terapéutica ya sea médica o quirúrgica, se podrán estabilizar los síntomas y evitar a que progresen al empeoramiento, recomienda el Dr. Latorre.

Posibles complicaciones

El angiólogo explica que el sistema circulatorio está dividido en dos sistemas: el arterial y el venoso. El venoso es el que tiene menos complicaciones pero, no por ello, menos mortales. Las complicaciones de una variz pueden derivar a las trombosis venosas, y éstas provocar una severa embolia pulmonar. Afortunadamente no es muy frecuente pero al menor síntoma se recomienda consultar al especialista.

Orígenes de las varices

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El origen de las Varices es múltiple, pero para que aparezcan debe producirse una Insuficiencia valvular y un defecto en la constitución de las venas que favorece su deformación. Esta insuficiencia de las válvulas provoca la incapacidad del sistema venoso para bombear la sangre hacia el corazón, provocando una recirculación de la misma, un aumento de la presión sobre las paredes venosas, que acaban produciendo una deformación y dilatación.

Al contrario de lo que muchas personas creen, las alteraciones en el sistema venoso también se dan en hombres aunque con mayor proporción en las mujeres. Lógicamente el riesgo de desarrollar esta patología aumenta a medida que avanzamos en edad, especialmente a partir de los 50.

Si bien la edad o la predisposición genética son las principales causas que afectan al desarrollo de problemas en el sistema venoso, también conviene destacar que existen otros factores que pueden provocar una disminución el tono y la elasticidad de las venas, favoreciendo la aparición de varices o de problemas de circulación en las extremidades. Algunas de estos factores de riesgo son el sobrepeso, la vida sedentaria, situaciones hormonales, ya sean naturales o artificiales, así como efectos de compresión externa, como por ejemplo vestir ropa ajustada de manera habitual.

Cómo detectar las patologías venosas

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Los principales síntomas que permiten identificar que estamos experimentando algún tipo de dolencia flebológica son la aparición de varices en las piernas o las anti-estéticas arañas vasculares o dilataciones vasculares en muslos y piernas.

También conviene prestar atención a la sensación de pesadez en las piernas. Si ésta aparece de manera frecuente y sin causa alguna aparente, es posible que estemos ante algún tipo de disfunción en el sistema venoso y, por tanto, conviene consultar con un especialista para que diagnostique posibles patologías.

Una exploración totalmente indolora y rápida mediante una ecografía doppler es capaz de descartar o confirmar esta patología.
En algunos casos, en los que la enfermedad está muy avanzada pueden aparecer úlceras y heridas en las piernas cuya curación resulta lenta y pueden llegar a ser altamente incapacitantes para la persona que las padece.

Adecuar siempre la técnica de tratamiento, ya sea médico o quirúrgico, a las características del paciente y a su patología, después de un diagnóstico pormenorizado y personalizado de cada caso.

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